Translate

Sunday, January 17, 2016

Su gracia es suficiente

Hay tanto para contar! Voy a ir por partes, pero en realidad lo que les quiero enviar es la traducción de un discurso de Brad Wilcox "His grace is sufficient" "Su gracia es suficiente" porque fue un discurso que marcó mi semana.
Con Sister Lee las cosas van súper bien, tenemos una muy buena relación, nos reímos, hablamos de la vida, trabajamos, buscamos a investigadores, etc.  Tengo plena confianza en los caminos del Señor, no tengo duda alguna de que cada uno de los compañerismos tiene un propósito, lo hermoso es que podemos ser edificadas durante y después de trabajar juntas. 
Es bueno no sentirse estresada, como pensé que lo estaría al entrenar a una nueva misionera, creo que es porque nos estamos enfocando en los investigadores, más que en nosotras mismas.

Estamos preparándonos para el bautismo de Doublas este sábado. Le estoy enseñando a mi compañera como orar en español, bastante divertido el acento coreano!. Un milagro que pudimos apreciar esta semana es que después de tanto ayuno y oración Alexis está próximo a entrar en las aguas del bautismo, y que también su madre y hermana empezaron a reunirse con los misioneros, y lo mejor es que ella, su hermana, asiste junto a Alexis a la Iglesia los domingos.
 Esta semana tuvimos la oportunidad de trabajar con referencias de miembros, antiguos investigadores, etc. Así que vimos muchos milagros. Otro de los milagros de la semana fue Josh, él es de Canadá. Vino al chat y nos pusimos a hablar; él quiere cambiar su vida, tiene 18 años y estudia en la universidad, sabe que el Evangelio puede darle lo que él tanto necesita, tiene mucho potencial, fe en Jesucristo, y un corazón deseoso de progresar.

Mi nombre en coreano.
El jueves pasado en la reunión de la Sociedad de Socorro tuvimos la oportunidad de participar en la despedida del Presidente Poulsen y su esposa, ellos están terminando su tiempo de presidir nuestra hermosa misión ¡fue un momento muy emotivo!.Y seguro que los vamos a extrañar.
President and Sister Poulsen
 Anteriormente hice referencia al discurso del Hermano Wilcox, y lo hice porque en estos días me vi a mí misma recibiendo las bendiciones de trabajar y ver como el Señor hace la otra parte. ¡¡Hay tantas cosas que quiero enseñarle a mi compañera!! Tantas cosas que quiero hacer!!!

Sister Lee cocinó para mi.



Y se preguntarán, quienes son esos hombres? Son muñecos! Del pesebre
que la manzana del templo presentaba, los trabajadores los estaban
poniendo en las cajas, y parecen personas reales entrando a las cajas jajajajaja!



Estaba leyendo el libro de mormón y ayer en estudio de compañerismo nos pusimos a compartir lo que aprendimos en nuestro estudio personal, y justo había leído el libro de Omni, y si bien aprendí un montón algo me llamó la atención.
27 Y ahora quisiera decir algo concerniente a cierto grupo que fue al desierto para volver a la tierra de Nefi; porque había muchos que deseaban poseer la tierra de su herencia.
28 De modo que partieron para el desierto.Y su caudillo, siendo un hombre fuerte, poderoso y obstinado, provocó, por tanto, una contienda entre ellos; y todos, menos cincuenta, fueron muertos en el desierto, y estos retornaron a la tierra de Zarahemla.
29 Y aconteció que también llevaron consigo a otros, hasta un número considerable, y otra vez emprendieron su viaje para el desierto.
30 Y yo, Amalekí, tenía un hermano que también fue con ellos; y desde entonces nada he sabido de ellos. Y estoy para descender a mi sepultura; y estas planchas están llenas. Y doy fin a mi narración.
Trate de imaginarme la situación de Amalekí, hijo de Abinadom, una persona que vivió muchas guerras y que mató muchos lamanitas en defensa de su pueblo, él dice que no vio ninguna profecía o revelación salvo lo que se ha escrito, me imagino que no era un hombre muy influyente en el espíritu, él le da los anales a su hijo Amaleki, nefita que supongo estuvo allegado al rey Mosiah y a su hijo Benjamín por lo que sabía de ese viaje que ellos emprendieron (lo explica unos versículos antes) Amaleki no tuvo ningún hijo, me imagino a Amaleki como un hombre un tanto solitario, él sabía que Benjamín era un hombre justo y por tanto le entrega las planchas, pero Amaleki, luego de haber visto guerras y mucho derramamiento de sangre, vio que su propio hermano quiso volver a la tierra de Nefi, y hasta el último momento que él escribe el no sabe donde su hermano está, y se supone que él ya es anciano porque dice que está pronto a morir. Pensaba en la tristeza que él habrá sentido al ver a su hermano, única familia, partir. Pensaba cuan ansioso él estaría por saber de él, saber si estaba vivo, saber si los lamanitas los encontraron y mataron o si entre ellos mismos hubo contención, me imagino cuánto más el desearía ver a su hermano y ayudarlo a vivir en paz con Dios, ya que fue ese parte de los deseos de Amaleki en su corazón por sus hermanos nefitas cuando escribía las planchas y entonces me vi a mí misma pensando en todas las personas que conocí, personas que las vi partir sin saber cómo están, si progresaron o no. Personas que son mis hermanos y hermanas. Personas que quizás estén tomando malas decisiones, etc . Esta semana pasada encontramos a muchos miembros menos activos en la manzana y llamamos a algunos menos activos que miembros nos dieron la referencia. Me imagino que para muchas personas estas almas fueron como el hermano de Amaleki, que salieron por esa puerta de la capilla y nunca más los vieron volver. Incluso para el Señor ellos se apartaron buscando otras "herencias" sin entender que la herencia más grande viene del cielo. Imagino familias orando, líderes planeando y ayunando, misioneros tocando sus puertas y alejándose lentamente esperando estar presentes en el día que ellos vuelvan. Creo que incluso estos tres pasajes que para mí antes eran insignificantes son realmente inspirados. Nunca se den por vencidos. Si Amalekí escribió eso, es porque todavía tenía esperanza de que volvería a ver a su hermano o que en un futuro se sabría qué pasó con ese grupo de viajeros visionarios. La misma esperanza debemos tener nosotros con aquellas ovejas que se apartaron del redil. Como miembros y seguidores de Jesucristo, como pueblo del convenio, como almas que prometieron llorar con los que lloran y consolar a los que necesiten de consuelo debemos dejar las 99 y buscar la numero 100, orar ayunar y hacer de nuestra parte, esperando pacientemente ver a nuestros queridos hermanos volver y entonces regocijarnos con ellos.


Son tantas las experiencias vividas que me gustaría expresarlas a todas, pero a veces me siento como María, que observaba y guardaba todas esas cosas en su corazón. Estoy en ese punto que no se puede explicar con palabras lo vivido, pero yo se que el Señor lo ve todo. En estos momentos me doy cuenta cuanto más el Señor me ama y cuan bendecida soy. Me siento tan en deuda. Estoy segura que antes de venir a esta tierra sabía de la exquisitez de estos momentos, y tal como Nefi, habiendo pasado desafíos en mi vida, no obstante siendo altamente favorecida del Señor todos mis días. Sé que sabía que sería difícil. Pero las sagradas experiencias que uno recibe como parte de la vida mortal o vida misional no se compara con nada. Ojalá todos pudieran saber esto, que una vez que entramos en el camino del discipulado no podemos volver atrás y darnos por vencidos, esta es la Obra de Salvación, la obra del Señor todopoderoso, y esta Obra va a cambiar al mundo. Entonces ahí es cuando el Señor nos llama a dejarlo todo y seguirle, sea como sea, sea a donde sea.
No hay nada más lindo que sentirse útil en una obra que tendrá trascendencia eterna.
Nada se compara el saber que Dios nos está utilizando para ser instrumentos en la conversión de otros, incluso de nosotros mismos. No tiene precio el vernos a nosotros mismos más cerca de Él, porque estuvimos a su servicio. Nada es igual después de comprender que la promesa que hicimos en los cielos antes de venir a esta tierra se está cumpliendo y que el Señor está complacido, incluso cuando caemos, incluso cuando no somos lo que deberíamos ser, él nos invita "quédate, usa mi expiación, cambia y acepta mi invitación"
Los amo mucho, gracias por todo siempre. Gracias por todo el cariño que me brindan.
Acá les dejo el enlace del discurso en ingles, y abajo la traducción en español.

"Su gracia es suficiente" por Brad Wilcox
Estoy agradecido por estar aquí con mi esposa, Debi, y mis dos hijos menores (que están asistiendo a BYU) y otros miembros familiares que vinieron a estar con nosotros. 
Es un honor ser invitado a hablarles a ustedes hoy. Algunos años atrás recibí la invitación de hablar en la conferencia de la mujer. Cuando le dije a mi esposa, ella preguntó, "de que te pidieron hablar?" Estaba tan emocionado que confundí las palabras y dije "ellos quieren que hable acerca de cambiar fortalezas por debilidades " 
Ella pensó por un minuto y dijo "bueno, ellos encontraron al hombre perfecto para ese trabajo!" 
Ella tiene razón en eso, puedo dar un montón de discursos de ese tema pero creo que mejor será volver al tema original y hablar acerca de cambiar debilidades a fortalezas y acerca de cómo la gracia de Jesucristo es suficiente (éter 12:27, DyC 17:8, 2 Corintios 12:9). Suficiente para cubrirnos, suficiente para transformarnos, y suficiente para ayudarnos, no importa cuan largo es este proceso de transformación.
La gracia de Jesucristo es suficiente para cubrirnos.
Una estudiante de BYU una vez vino a mi  y me preguntó si podíamos hablar. 
Le dije: “Por supuesto. ¿En qué puedo ayudarte?”.
“Simplemente no entiendo cómo funciona la gracia”, me dijo.
“¿Qué es lo que no entiendes?”, le pregunté.
“Sé que debo hacer lo mejor que pueda y entonces Jesús hace el resto; pero ni siquiera logro hacer lo mejor que puedo”.
Entonces le expliqué: “La verdad es que Jesús pagó nuestra deuda en su totalidad; no pagó por todo salvo unas monedas; pagó todo; la deuda está saldada”.
“¡Entiendo! ¿O sea que no tengo que hacer nada?”, comentó.
“Oh, no”, le dije, “tienes muchas cosas que hacer, pero no tienes que pagar esa deuda. Todos resucitaremos; todos vamos a volver a la presencia de Dios para ser juzgados. Lo que queda por determinar, según nuestra obediencia, es cuán cómodos queremos estar en la presencia de Dios y qué grado de gloria queremos recibir”.
Cristo nos pide que tengamos fe en Él, que nos arrepintamos, que hagamos convenios y los guardemos, que recibamos el Espíritu Santo y que perseveremos hasta el fin. Al obedecer, no estamos pagando las exigencias de la justicia; ni siquiera la más mínima parte. En cambio, estamos demostrando agradecimiento por lo que Jesucristo hizo al utilizar Su sacrificio para vivir una vida como la Suya. La justicia requiere la perfección inmediata o un castigo si no cumplimos. Debido a que Jesús asumió ese castigo, Él nos puede brindar la oportunidad de lograr la perfección final (véase Mateo 5:48; 3 Nefi 12:48) y ayudarnos a alcanzar esa meta. Él puede perdonar lo que la justicia nunca podría y ahora puede exigirnos Su propia serie de requisitos (véase 3 Nefi 28:35).
La gracia nos transforma
El acuerdo que Cristo hace con nosotros es similar a cuando una mamá procura lecciones de música para su hijo; la mamá le paga al maestro de piano. Debido a que la madre paga la deuda por completo, puede pedirle algo a cambio al hijo. ¿Y qué es eso? ¡Que practique! ¿Paga el niño al maestro de piano al practicar? No. ¿Devuelve el niño a su mamá el dinero que le pagó al maestro de piano al practicar? No. El practicar es la forma en que el niño demuestra agradecimiento por el increíble regalo que le hace su mamá; es la manera en que aprovecha la increíble oportunidad que su mamá le da de vivir su vida a un nivel más alto. La alegría de la madre no radica en que se le devuelva el dinero, sino en ver que su obsequio se usa; ver a su hijo mejorar. De modo que ella sigue pidiendo que practique, practique, practique.
Si el niño ve el requisito de la mamá de practicar como demasiado autoritario (“Pero mamá, ¿por qué necesito practicar? ¡Ninguno de los otros niños tiene que practicar! ¡De todos modos yo voy a ser un jugador de béisbol profesional!”), quizás sea porque aún no ve con los ojos de su mamá. Él no ve cuánto mejor podría ser su vida si él escogiera vivir en un plano más alto.
Del mismo modo, debido a que Jesús ha pagado a la justicia, Él puede ahora dirigirse a nosotros y decir: “Venid en pos de mí” (Mateo 4:19); “…guardad mis mandamientos” (Juan 14:15). Si consideramos que Sus requisitos nos exigen demasiado, quizás sea porque todavía no vemos a través de los ojos de Cristo; no hemos comprendido aún lo que Él está tratando de hacer de nosotros.
El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles, ha dicho: “El pecador que se arrepiente debe sufrir por sus pecados, pero ese sufrimiento tiene un propósito distinto al de ser un castigo o un pago; su propósito es el cambio” Apliquemos eso al niño pianista: el niño tiene que practicar piano, pero el practicar tiene un propósito distinto que el de ser un castigo o un pago. Su propósito es que cambie.
El milagro de la Expiación no es simplemente que podemos vivir después de morir, sino que podemos vivir más abundantemente (véase Juan 10:10). El milagro de la Expiación no es simplemente que podemos ser limpiados y consolados, sino que puede transformarnos (véase Romanos 8). Las Escrituras dejan en claro que ninguna cosa impura puede morar con Dios (véase Alma 40:26), pero nada que permanezca sin cambiar realmente querrá hacerlo.
El milagro de la Expiación no es simplemente que podemos volver a nuestro hogar, sino que, milagrosamente, nos podemos sentir cómodos allí. Si el Padre Celestial y Su Hijo no requirieran la fe y el arrepentimiento, entonces no habría deseo de cambiar. Piensen en sus amigos y parientes que han elegido vivir sin fe y sin arrepentimiento. Ellos no quieren cambiar; no están tratando de abandonar el pecado y sentirse cómodos con Dios; más bien, están tratando de abandonar a Dios y sentirse cómodos con el pecado. Si el Padre y el Hijo no requirieran convenios ni otorgaran el Espíritu Santo, entonces no habría manera de cambiar; nos quedaríamos para siempre con sólo la voluntad propia, sin acceso a Su poder. Si el Padre Celestial y Su Hijo no requirieran perseverar hasta el fin, entonces esos cambios no se incorporarían con el tiempo, serían superficiales y en apariencia por siempre en lugar de tener un efecto profundo y llegar a ser parte de nosotros, parte de quien somos. Dicho de manera simple: si Jesucristo no requiriera práctica, nunca llegaríamos a ser santos.

La gracia nos ayuda
“¿Pero no te das cuenta qué difícil es practicar? Simplemente no soy bueno con el piano. Toco muchas notas equivocadas. Me cuesta demasiado hacerlo bien”. Un momento, ¿no es todo eso parte del proceso de aprendizaje? Cuando un joven pianista toca una nota equivocada, no decimos que no es digno de seguir practicando; no esperamos que sea perfecto; simplemente esperamos que lo siga intentando. Puede que la perfección sea su meta final, pero por ahora nos alegra que progrese en la dirección correcta. ¿Por qué es tan fácil ver esa perspectiva en el contexto de aprender a tocar el piano pero tan difícil verla en el contexto de aprender las cosas del cielo?
Muchos renuncian a la Iglesia porque están cansados de sentir constantemente que no logran estar a la altura de lo que se espera de ellos. Lo han intentado en el pasado, pero de forma continua sienten que no son lo suficientemente buenos. No entienden lo que es la gracia.
Nunca debería haber sólo dos opciones: la perfección o darse por vencidos. Cuando se aprende a tocar el piano, ¿son las únicas opciones tocar en un teatro famoso o dejar de tocar? No. Crecer y mejorar toma tiempo; aprender toma tiempo. Cuando entendemos la gracia, entendemos que Dios es longánimo, que el cambiar es un proceso y que el arrepentimiento es un modelo a seguir en nuestra vida. Cuando entendemos la gracia, entendemos que las bendiciones de la expiación de Cristo son constantes y que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad (véase 2 Corintios 12:9). Cuando entendemos la gracia, podemos, como dice en Doctrina y Convenios, “[continuar] con paciencia hasta [perfeccionarnos]” (D. y C. 67:13).
La gracia no es un motor de refuerzo que funciona cuando nuestra fuente de energía se agota, sino que es nuestra fuente de energía constante. No es la luz al final del túnel, sino la luz que nos mueve a través de ese túnel. La gracia no se obtiene en algún lugar en el futuro; se recibe aquí y ahora.
La gracia es suficiente
La gracia de Cristo es suficiente (véase Éter 12:27D. y C. 17:8); suficiente para saldar nuestra deuda, suficiente para transformarnos y suficiente para ayudarnos por el tiempo que dure el proceso de transformación. El Libro de Mormón nos enseña a confiar solamente en “los méritos, y misericordia, y gracia del Santo Mesías” (2 Nefi 2:8). Al hacerlo, no descubrimos —como creen algunos cristianos— que Cristo no requiere nada de nosotros. Más bien, descubrimos la razón por la que Él requiere tanto y la fortaleza para hacer todo lo que Él pide (véase Filipenses 4:13). La gracia no es la ausencia de las elevadas expectativas de Dios; la gracia es la presencia del poder de Dios (véase Lucas 1:37).
La gracia de Dios es suficiente; la gracia de Jesús es suficiente; es suficiente; es todo lo que necesitamos. No se den por vencidos; sigan intentándolo. No busquen escapes ni excusas; busquen al Señor y Su fortaleza perfecta. No busquen a quien culpar; busquen a alguien que los ayude. Busquen a Cristo y, cuando lo hagan, sentirán el poder habilitador y la ayuda divina que llamamos Su gracia sublime. (De un devocional pronunciado en la Universidad Brigham Young el 12 de julio de 2011)
Los amo mucho! Tengan una hermosa semana.
Sister Cardús.

No comments:

Post a Comment